Es como si mi existencia fuera intermitente. Quisiera no sentirlo, quisiera no pensar en el tiempo, pero entonces las nostalgias llegan, los recuerdos se cuelan de a poco, y sonrió, me alimento de aquellos breves intantes donde fui feliz, después vuelvo a esta permanencia, entonces de nuevo me siento vacío.
Me gustan los suspiros, por lo menos de esa forma recuerdo que estoy vivo. Cierro los ojos para ir donde el bosque siempre es verde y el viento sopla, los días son de lluvia y se siente correr por el cuerpo, se escuchan los silencios, las hojas se mueven y las nubes se proyectan en magníficas sombras, quizá por eso tengo la costumbre de caminar con la cabeza agachada, porque no me gusta este mundo, en el mío hay miel y canela... y el bosque siempre es verde.