9 de octubre de 2010, Ciudad de México. Se llevó a cabo uno de los conciertos más esperados por los amantes del folk y del freak folk, las hermas Bianca y Sierra, mejor conocidas como CocoRosie, llegaron para deleitar al público mexicano con su extraña propuesta musical, capaz de mezclar el sonido inocente de una cajita musical hasta distorsionadas y tenebrosas voces condimentadas con la peculiar voz de Bianca y la dulce voz de Sierra.
A las 8.30 en punto el Teatro de la Ciudad (las hermanas no pudieron haber escogido mejor escenario para presentarse, una combinación atinada entre la belleza arquitectónica, los murales clásicos y el aroma a historia) apagó sus luces, mientras una pequeña luz se encendía frente a los asistentes, de pronto un viejo carrusel se proyectó frente a nuestros ojos y una música delicada y relajante hizo presente las figuras de Sierra y Bianca, el concierto había comenzado. El ambiente se volvió solemne, todos con los ojos muy abiertos seguimos la figura fuerte de Sierra paseándose por el escenario (siempre muerta en agradecimientos hacia el público al término de todas las canciones), mientras que Bianca con su muy particular voz daba ese toque muy “CocoRosie”.
La intensidad del concierto subió a cada minuto, una y otra vez las canciones calaba más la piel, hasta que repentinamente Turn me on rompió con aquella solemnidad y un alma perdida se levantó de su asiento y decidió ir hasta el frente para bailar, saltar y gritar. Así, en menos de un minuto una gran parte del público se encontraba allí, cantado, brincando y bailando justo frente a las narices de Bianca y Sierra, mientras los elementos de seguridad del teatro se resignaban en su inútil batalla para controlar los sentimientos de los asistentes. Los ánimos eran clamorosos, los gritos no paraban, los cuerpos agitados al ritmo de hip-hop, trip-hop y freak folk, ya fuera enfrente o parados desde sus asientos, el público vibró. Sierra se notaba feliz, agradecida e incendiada por el mismo éxtasis que sus espectadores, tal fue éste que incluso decidió aventarse del escenario.
El ensamblaje fue intrigante, pero exquisito, la voz de Sierra dulce, su mirada inocente, la voz de Bianca intensa, fuerte, única, en el fondo tenebrosas imágenes de payasos con miradas diabólicas, veladoras consumiéndose, carruseles, ríos de corrientes tranquilas, santos dolorosos, cruces, sonidos de arpas, de juguetes, de granja, de bosques, un excelente beatboxer, hip-hop, folk, freak folk y trip-hop en un solo momento, un público extasiado, un concierto único.Después de dos encore la mayoría pensamos que todo había acabado, sin embargo estábamos equivocados, justo allí, después de alrededor de 15 minutos, estaban en el lobby del teatro las hermas CocoRosie (junto con todo su equipo) dispuestas a seguir compartiendo momentos con los asistentes, firmando discos, boletos, camisas, partes del cuerpo y sacándose fotografías con prácticamente cualquiera persona que se acercaba, Sierra no podía esconder su dicha y humildad, sonriendo, agradeciendo, tratando de decir alguna que otra palabra en español. Un concierto que sólo puede describirse como mágico.
A las 8.30 en punto el Teatro de la Ciudad (las hermanas no pudieron haber escogido mejor escenario para presentarse, una combinación atinada entre la belleza arquitectónica, los murales clásicos y el aroma a historia) apagó sus luces, mientras una pequeña luz se encendía frente a los asistentes, de pronto un viejo carrusel se proyectó frente a nuestros ojos y una música delicada y relajante hizo presente las figuras de Sierra y Bianca, el concierto había comenzado. El ambiente se volvió solemne, todos con los ojos muy abiertos seguimos la figura fuerte de Sierra paseándose por el escenario (siempre muerta en agradecimientos hacia el público al término de todas las canciones), mientras que Bianca con su muy particular voz daba ese toque muy “CocoRosie”.
La intensidad del concierto subió a cada minuto, una y otra vez las canciones calaba más la piel, hasta que repentinamente Turn me on rompió con aquella solemnidad y un alma perdida se levantó de su asiento y decidió ir hasta el frente para bailar, saltar y gritar. Así, en menos de un minuto una gran parte del público se encontraba allí, cantado, brincando y bailando justo frente a las narices de Bianca y Sierra, mientras los elementos de seguridad del teatro se resignaban en su inútil batalla para controlar los sentimientos de los asistentes. Los ánimos eran clamorosos, los gritos no paraban, los cuerpos agitados al ritmo de hip-hop, trip-hop y freak folk, ya fuera enfrente o parados desde sus asientos, el público vibró. Sierra se notaba feliz, agradecida e incendiada por el mismo éxtasis que sus espectadores, tal fue éste que incluso decidió aventarse del escenario.
El ensamblaje fue intrigante, pero exquisito, la voz de Sierra dulce, su mirada inocente, la voz de Bianca intensa, fuerte, única, en el fondo tenebrosas imágenes de payasos con miradas diabólicas, veladoras consumiéndose, carruseles, ríos de corrientes tranquilas, santos dolorosos, cruces, sonidos de arpas, de juguetes, de granja, de bosques, un excelente beatboxer, hip-hop, folk, freak folk y trip-hop en un solo momento, un público extasiado, un concierto único.Después de dos encore la mayoría pensamos que todo había acabado, sin embargo estábamos equivocados, justo allí, después de alrededor de 15 minutos, estaban en el lobby del teatro las hermas CocoRosie (junto con todo su equipo) dispuestas a seguir compartiendo momentos con los asistentes, firmando discos, boletos, camisas, partes del cuerpo y sacándose fotografías con prácticamente cualquiera persona que se acercaba, Sierra no podía esconder su dicha y humildad, sonriendo, agradeciendo, tratando de decir alguna que otra palabra en español. Un concierto que sólo puede describirse como mágico.
(Gert)
Reseña también disponible en: http://inserting.blogspot.com/
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